Ignacio Ramírez “El Nigromante”  

Demetrio Rojas S 

El once de diciembre pasado, Legisladores de Morena a la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión,  presentaron un Decreto para inscribir, con letras de oro en el Muro de Honor del salón de sesiones de la Cámara de Diputados, el nombre de Ignacio Ramírez “El Nigromante”. 

Donde se menciona: “Se cuenta que Ignacio Ramírez se ganó el mote de El Nigromante debido a una sabiduría luminosa, mágica, prodigiosa para la edad que tenía cuando ingresó en la Academia de Letrán, de la cual formaban parte Guillermo Prieto y Andrés Quintana Roo y a quienes sorprendió, y admiró, la audacia de un joven que mataba a Dios y le devolvía la libertad a todos los seres vivos, humanos y no humanos. O quizás el apodo mágico se lo adjudicó él mismo, como afirma el escritor Luis de Tavira: 

“Cuando un pensador revolucionario y riguroso como Ignacio Ramírez, racionalista, agnóstico, enciclopedista e ilustrado, elige con plena conciencia de posteridad el seudónimo de El Nigromante, se produce el signo eficaz de un laberinto: la ironía como punto de vista. No pocos serán los extraviados en ese laberinto. La historia oficial, por ejemplo, los arquitectos del Panteón Nacional aún más que los simplemente ignorantes. Ignacio Ramírez, el vengador iconoclasta, descubrió ingeniosamente el antídoto que habría de conseguir la preservación y vigencia de su pensamiento para tiempos más inteligentes.” 

Más adelante dicen: “Los ideales de Ignacio Ramírez se habrán de llevar a cabo en este momento de la historia de México. La separación –la real, la de a de veras– de la Iglesia y el Estado, la defensa del sistema republicano y federalista, el cambio radical en la relación ética entre todos los miembros de la sociedad, esto es, el cambio que debe operarse a fin de que en México, la brecha entre pobres y ricos no sea una de las más marcadas del orbe. El destino –si se puede hablar de una entidad de tal índole– tenía designado para Ramírez uno de los más hermosos que un ser humano pueda llevar a cabo: servir a su país con la fuerza de las ideas y de sus propias convicciones, sin consideraciones hacia rangos de poder, sin temor a represalias por parte de quienes veían comprometidos seriamente sus intereses debido al periodismo mordaz y a las ideas casi futuristas de un hombre movido por el amor y la esperanza en que los principios de la Revolución Francesa se hicieran realidad entre sus paisanos.” 

Otros argumentos son: “El Nigromante, es descrito () como ‘un hombre de pensamiento y acción, el incorruptible e intransigente ideólogo y la voz más progresiva y radical de la Reforma’. Ramírez fue, quizás, el ideólogo más radical del liberalismo en México y fue, sin duda, un alumno destacado de las ideas de Voltaire y Jeremy Bentham. Ágil y grácil, lo mismo contemplaba la miseria de los indígenas, la opresión contra las mujeres que ejercían padres, hermanos, maridos, que el dolor de un animal inocente torturado en la plaza de toros ().”  

Abundando: “No sólo fue un detractor de las instituciones injustas, a su manera de ver, sino que combatió, desde dentro, a esas instituciones a las que criticaba. No en vano, como servidor público, fue diputado al Congreso Constituyente en 1856 y 1857. Ejerció como ministro de Justicia e Instrucción Pública, así como presidente de la Corte Suprema. En 1846 expuso los principios que después serían las Leyes de Reforma así como algunas de las ideas plasmadas en la Constitución de 1857.” 

En la contraportada de la obra “La palabra de la reforma en la república de las letras: una antología general”, de Ignacio Ramírez, se dice de éste que fue un ciudadano distinguido de la República de las Letras mexicanas (), abogado, político, parlamentario,  periodista,  (). Todas estas actividades lo confirman como fundador de una nación moderna, crítico de las costumbres y del viejo orden, renovador de la vida social, creyente en la capacidad movilizadora de la razón, la ciencia, la literatura, el arte y la educación para cambiar los destinos de una patria, en cuanto liberal “puro” y militante pleno de la Reforma.” (México, D.F., UNAM, 2009). 

El Abogado nació el 22 de junio de 1818, en San Miguel de Allende, Guanajuato. Es considerado uno de los ideólogos más importantes en la formación del Estado laico mexicano. Falleció en la Ciudad de México el 15 de junio de 1879. 

La propuesta ha sido turnada a la Comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias, encontrándose pendiente en su trámite. 

 

 

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