Mario CASTELLANOS ALCAZAR
A tres días de haberse realizado el debate de los cinco candidatos a la presidencia de México convocado por el Instituto Nacional Electoral, INE, todo vuelve a la normalidad, no hay beneplácito ni congratulación, más bien incertidumbre y falta de intereses de la ciudadanía, más que los comentarios en los corrillos políticos que van de acuerdo con los intereses de los correligionarios de cada partido y de cada candidato.
No hubo nada novedoso, fue la misma canción, pocas propuestas, muchas intrigas, menos interés y nulas esperanzas para mejorar las condiciones de vida de los mexicanos; todos los aspirantes no dieron lo que se esperaba, fue más de lo mismo, el mismo discurso y poco contenido, lo que por cierto no hizo variar el ímpetu de los mexicanos, pero sí a la élites y a los grupos de poder que le están apostando a sus candidatos, mientras los cinco protagonistas se rasgan las vestiduras y cada quien se proclama triunfador del referido debate.
Ricardo Anaya Cortés, candidato presidencial de la coalición “México al Frente” fue el más arremetedor, el más combativo, quizás el más retórico, pero le faltó la experiencia y el ejemplo de una trayectoria limpia, así también, mayores argumentos, de manera que no logró prender a los televidentes, sin embargo se le fue encima y duro a la yugular de Andrés Manuel López Obrador, del Partido Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA, como lo hicieron también José Antonio Meade Kuribreña de “Todos por México” conformado por el PRI, PVEM y PANAL; Margarita Zavala Gómez del Campo y Jaime Rodríguez Calderón, independientes, sin argumentos y con fuerzas de flaqueza.
Muchos se preguntan ¿quién ganó el debate? y quizás, también hay quienes piensan que el eventual triunfador, ese es el que ganará las elecciones del uno de julio próximo, a lo que se aclara que solo es un referente, aunque no definitivo, porque a estas alturas los candidatos siguen igual con sus mismos porcentajes en sus preferencias electorales. Algunas corrientes le dan el gane a Ricardo Anaya, pero nada más, pese a que verdaderamente el que se fortaleció es López Obrador, quien se mantiene intacto en sus preferencias electorales, que sin lo golpearon sí, pero nadie se vio exento de eso, todos salieron tocados, el mismo Anaya, Meade, “el Bronco” y Margarita, que más que todo fueron un relumbrón, pero huecos, simplemente no convencieron.
De López Obrador, cierto es que en la primera hora del debate fue asediado y golpeteado como si fuera una consigna, pero logró aniquilar a sus adversarios y por arte de magia logro revertir los ataques certeros del “Bronco”, Margarita y Ricardo hacia Meade, quien ya no vio lo duro sino lo tupio y en consecuencia se le vio nervioso y tenso, pues ya no pudo hilvanar sus ideas y trastabilló su famélico discurso.
Que, López Obrador resultó evasivo, pues no contestó algunos cuestionamientos de sus opositores, eso es cierto, pero ello, fue una estrategia aconsejada por sus asesores y lo cierto es que no cayó en el juego de las provocaciones de sus contrincantes; pues se mostró sereno y mucha convicción, de tal manera que sus acérrimos y fortuitos combatientes lo dejaron y se le voltearon al candidato impuesto por el Presidente Peña Nieto, es decir a Meade, quien por cierto perdió su gran oportunidad de colocarse en el segundo lugar de las preferencias electorales; se mantiene por debajo de Anaya y por supuesto de López Obrador.
Los temas del debate fueron los más recurrentes, entre estos: la corrupción, la violencia, inseguridad, la democracia, el pluralismo y los grupos vulnerables; por lo general las recriminaciones le llegaron al sistema político mexicano en manos del PRI- Gobierno, cuyo eje central y blanco del tiro fue el Presidente Peña Nieto y por supuesto las maldiciones le llegaron directamente al candidato del PRI, Meade, a quien responsabilizaron de los gasolinazos, de la crisis económica y social del país, de la pobreza, de la estafa maestra, de los grandes fraudes de la SEDESOL y encubrimiento de los saqueos de las arcas públicas por parte de los ex gobernadores priistas; a Ricardo Anaya, de enriquecimiento ilícito, presunto fraude en la venta de un complejo industrial por más de 52 millones de pesos y por haber apoyado las reformas estructurales y el cacareado “Pacto por México” y que decir de López Obrador, también con una dosis corrupción, principalmente de no trabajar lícitamente durante 12 años y nadie sabe de qué vive, de tener tres departamentos y un partido que le da abrigo a los peores delincuentes; “al Bronco” de ser un delincuente electoral y a Margarita de ser más de la misma corrupción de su esposo, el ex presidente panista, Felipe Calderón Hinojosa. carloscastellanos52@hotmail.com

